Después de un largo y agradable verano de nuevo empiezo a iniciarme en las actividades que me mantienen ocupada y relacionada con la gente del barrio.
Me traje de mi Galicia un montón de gratos recuerdos, familiares, con los cuales compartí y disfruté de su cariño y compañía.
Aun perdura en mi cerebro el grato olor de las sardinas asadas, que por la fiesta del Carmen su patrona, los marineros del pueblo a todos los vecinos invitan.
De los bolos preñados, no puedo pasar sin hacer mención, calentito y con pan tierno son un reclamo para un estomago hambriento.
Y como colofón los percebes y la queimada algo tan nuestro y tan rico que nos impide pensar en el mañana.
viernes, 3 de septiembre de 2010
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